En términos prácticos y concretos, sería recomendable tener en consideración una serie de acciones que lograrían transformar una clase de cualquier asignatura en una mediación efectiva. El profesor ha planificado cuidadosamente una situación de aprendizaje, seleccionando para la presentación de los estímulos la situación y elementos más motivantes de que disponga o que se autoprovea, en base al conocimiento que posee del grupo con que trabaja. El profesor ha de dominar a cabalidad las características de la psicología infantil propia del grupo etario al que enseña, así como las características particulares del grupo en cuanto a conocimientos previos, intereses, motivaciones, capacidades, fortalezas, debilidades, entorno ambiental, social y cultural, estilos cognitivos y ritmos de trabajo, etc., tanto a nivel grupal como individual, de manera que pueda controlar la mayor cantidad de factores posibles para asegurar el éxito de la experiencia de aprendizaje. Esta situación de asombro, curiosidad y alerta que despierta la motivación adecuada, ya sea en situaciones planificadas o emergentes, permite incorporar los elementos a ser "aprendidos" de un modo que es percibido en una categoría cercana a la de "magia" por el aprendiz. El solo interés manifestado en la mirada directa de los niños a los ojos del profesor o en otras inequívocas señales, inmediatamente generan una reacción positiva del profesor, en reciprocidad al alumno, que refuerza y retroalimenta esta reciprocidad. Sin duda habrá muchas ocasiones en las que la reciprocidad desde el aprendiz será menos sencilla, y es justamente en estos casos en los que el profesor mediador debe estar más alerta a cualquier señal receptiva para estimularla cuanto antes y producir el círculo virtuoso. La idea es explorar hasta encontrar el incentivo adecuado, la estrategia precisa para ese caso en particular, en sus determinadas circunstancias, para gatillar el aprendizaje, logrando anclar en algún conocimiento previo, hasta constituirse en un aprendizaje significativo, en un contexto de retroalimentación permanente. Esto es posible en condiciones que aseguren la recepción del estímulo por parte del aprendiz, y esto sólo ocurrirá si lo que se ofrece en la interacción encuentra un conocimiento previo pertinente en el alumno, sobre el cual hacer conexión y sentido. El aprendizaje debe ser significativo, tener valor para el que aprende, tener relación con su experiencia y necesidades. Esto implica estar generando permanentemente Zonas de Desarrollo Próximo, mediándolas, para construir sobre ellas.
El modelo socio cognitivo precisa de un profesor que conozca a cada alumno, sus dificultades y problemas de aprendizaje, las causas de sus fracasos. Atienda a sus diferencias individuales, con un conocimiento personalizado y un seguimiento puntual de los cambios. Preste constante atención a los procesos que van dando la madurez a los alumnos, ayude al alumno a ser consciente de lo que aprende, por qué y cómo lo aprende. Ejercite el uso del autocuestionamiento y el conflicto cognitivo, para ayudar a los educandos a tomar conciencia de su propio proceso de aprendizaje.
martes, 9 de diciembre de 2008
lunes, 8 de diciembre de 2008
PARADIGMA SOCIOCOGNITIVO
El paradigma acerca del proceso educativo, estrategias de aprendizajes, estructura curricular, misión y metas, ha cambiado. La educación se ha movido de las clases tradicionales hacia métodos basados en la experiencia; de las estrategias centrada en el profesor, a las centradas en el estudiante; de un currículum rígido hacia uno flexible; de estar focalizado en el contenido a estarlo en el aprendizaje y las competencias. Dentro de este contexto, el modelo socio-cognitivo se plantea como un marco conceptual interesante y a su vez perfectible o mejorable, para comenzar a introducir una nueva mirada acerca de los procesos de aprendizaje, contando con los aportes de otros enfoques al proceso de formación de los estudiantes. Surge así el modelo socio-cognitivo que redefine los elementos claves inherentes a toda postura o enfoque en educación.
El modelo socio-cognitivo implica cambios en los roles de los protagonistas. De profesores/as transmisores de información, que bien pueden ser reemplazados por una buena selección de literatura, a profesores/as mediadores del aprendizaje de los estudiantes. Al profesor/a como mediador de la cultura le corresponde desarrollar, en nuestro caso, personas capaces de vivir y convivir como personas, en el marco de la cultura social. Esto supone retomar con claridad el para qué aprende un estudiante, al identificar las capacidades y las destrezas potenciales a desarrollar, dándole sentido al aprendizaje y por ello a la enseñanza. Esta mediación cultural genera un modelo de educación entendida como una forma de mediación en procesos cognitivos, afectivos y enculturación. Por otra parte, el profesor/a como mediador del aprendizaje, debe subordinar la enseñanza al aprendizaje, para desarrollar en los aprendices los procesos cognitivos y afectivos en el marco de un modelo de aprender a aprender enseñando a aprender. Desde este modelo de aprendizaje/enseñanza, los profesores debemos dar prioridad a los procesos de aprendizajes, elaborando estrategias de enseñanza centradas en procesos, en formas de estrategias de aprendizajes cognitivas, metacognitivas y afectivas orientadas al sujeto que aprende. Reafirmándose de esta manera que el desarrollo de las capacidades potenciales con tonalidades afectivas es básico en este modelo. En el modelo socio-cognitivo el cómo enseñar se subordina al cómo aprende el que aprende y desde esa perspectiva el aprender a aprender supone el uso adecuado de estrategias de aprendizaje por parte del aprendiz, con la mediación adecuada y oportuna del profesor/a, favoreciendo y respetando los procesos cíclicos del aprendizaje, a través de recursos adecuados como la arquitectura del conocimiento. Al mismo tiempo en esa mediación se debe facilitar el aprendizaje cooperativo entre iguales.
El centrar el trabajo pedagógico en el aprendizaje más que en la enseñanza, exige del profesorado desarrollar estrategias pedagógicas diferenciadas y orientar el trabajo docente desde su forma actual predominantemente lectiva a un trabajo basado en actividades de exploración, búsqueda de información y construcción de nuevos conocimientos por parte del alumnado tanto individual como colaborativamente en pequeños grupos. Ello supone situarse más allá del modelo de profesor/a explicador o animador. El aprender a aprender implica en los docentes enseñar a aprender y a pensar a través del desarrollo de herramientas mentales como capacidades/ destrezas y afectivas como valores/actitudes, lo cual supone el uso adecuado de estrategias cognitivas, metacognitivas y afectivas, además del uso adecuado de modelos conceptuales a través de la arquitectura del conocimiento. Este cambio mental, desde un modelo de enseñanza/aprendizaje a un modelo de aprendizaje/ enseñanza supone una reconversión profesional del profesorado.
Al asumir el modelo socio-cognitivo como teoría para el diseño curricular, las capacidades/destrezas y los valores/actitudes se deben integrar en el currículum de una manera clara y explícita, lo mismo que los contenidos y los métodos. Siendo las actividades como estrategias de aprendizaje las que deben darle la unidad y el sentido a los cuatro elementos básicos de currículum: capacidades y destrezas como metas o fines y contenidos y métodos de aprendizaje como medios. Este concepto fundamental debe ponerse de manifiesto en la puesta en práctica de las ideas aplicadas en el diseño del currículum nuclear y del diseño curricular de las unidades de aprendizajes y los temas.
El modelo socio-cognitivo implica cambios en los roles de los protagonistas. De profesores/as transmisores de información, que bien pueden ser reemplazados por una buena selección de literatura, a profesores/as mediadores del aprendizaje de los estudiantes. Al profesor/a como mediador de la cultura le corresponde desarrollar, en nuestro caso, personas capaces de vivir y convivir como personas, en el marco de la cultura social. Esto supone retomar con claridad el para qué aprende un estudiante, al identificar las capacidades y las destrezas potenciales a desarrollar, dándole sentido al aprendizaje y por ello a la enseñanza. Esta mediación cultural genera un modelo de educación entendida como una forma de mediación en procesos cognitivos, afectivos y enculturación. Por otra parte, el profesor/a como mediador del aprendizaje, debe subordinar la enseñanza al aprendizaje, para desarrollar en los aprendices los procesos cognitivos y afectivos en el marco de un modelo de aprender a aprender enseñando a aprender. Desde este modelo de aprendizaje/enseñanza, los profesores debemos dar prioridad a los procesos de aprendizajes, elaborando estrategias de enseñanza centradas en procesos, en formas de estrategias de aprendizajes cognitivas, metacognitivas y afectivas orientadas al sujeto que aprende. Reafirmándose de esta manera que el desarrollo de las capacidades potenciales con tonalidades afectivas es básico en este modelo. En el modelo socio-cognitivo el cómo enseñar se subordina al cómo aprende el que aprende y desde esa perspectiva el aprender a aprender supone el uso adecuado de estrategias de aprendizaje por parte del aprendiz, con la mediación adecuada y oportuna del profesor/a, favoreciendo y respetando los procesos cíclicos del aprendizaje, a través de recursos adecuados como la arquitectura del conocimiento. Al mismo tiempo en esa mediación se debe facilitar el aprendizaje cooperativo entre iguales.
El centrar el trabajo pedagógico en el aprendizaje más que en la enseñanza, exige del profesorado desarrollar estrategias pedagógicas diferenciadas y orientar el trabajo docente desde su forma actual predominantemente lectiva a un trabajo basado en actividades de exploración, búsqueda de información y construcción de nuevos conocimientos por parte del alumnado tanto individual como colaborativamente en pequeños grupos. Ello supone situarse más allá del modelo de profesor/a explicador o animador. El aprender a aprender implica en los docentes enseñar a aprender y a pensar a través del desarrollo de herramientas mentales como capacidades/ destrezas y afectivas como valores/actitudes, lo cual supone el uso adecuado de estrategias cognitivas, metacognitivas y afectivas, además del uso adecuado de modelos conceptuales a través de la arquitectura del conocimiento. Este cambio mental, desde un modelo de enseñanza/aprendizaje a un modelo de aprendizaje/ enseñanza supone una reconversión profesional del profesorado.
Al asumir el modelo socio-cognitivo como teoría para el diseño curricular, las capacidades/destrezas y los valores/actitudes se deben integrar en el currículum de una manera clara y explícita, lo mismo que los contenidos y los métodos. Siendo las actividades como estrategias de aprendizaje las que deben darle la unidad y el sentido a los cuatro elementos básicos de currículum: capacidades y destrezas como metas o fines y contenidos y métodos de aprendizaje como medios. Este concepto fundamental debe ponerse de manifiesto en la puesta en práctica de las ideas aplicadas en el diseño del currículum nuclear y del diseño curricular de las unidades de aprendizajes y los temas.
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